José Luis Sarmiento, el barranquillero que forma a las estrellas de Bogotá
Un ‘currambero’ es el encargado de entrenar a las figuras del baloncesto capitalino.
Entrenando en una de las ciudades con mayor nivel en el baloncesto de Colombia, desde donde contactos con la NBA y grandes divisas de este deporte en los Estados Unidos, José Luis Sarmiento es un barranquillero que salió de la monotonía del baloncesto en su hogar para buscar nuevos horizontes.
Lo más normal es ser profeta en tierra ajena. Por alguna extraña razón, cuando las puertas de las casa propia se cierran, se abren los portones de las casas vecinas y es allí cuando se debe abandonar el nido en procura de una mejor vida.
Es una historia que se repite a diario y que es muy común en el deporte del Atlántico, donde la falta de interés, proyectos serios y patrocinios constantes dan al traste con la posibilidad de demostrar todo el talente que se tiene.
Así le pasó a José Luis Sarmiento, tan barranquillero como el arroz de lisa, que debió irse a Bogotá, donde hoy en día es el entrenador de la selección de baloncesto de la Liga de la capital del país para la categoría Sub-15 que vino al Torneo Nacional realizado en la ciudad.
“Es raro que un entrenador costeño esté dirigiendo a un equipo de la capital. Es una bonita experiencia. Es grato dirigir en la tierra de donde es uno. Gracias a Dios se me dio esta oportunidad y el Comité Ejecutivo de la Liga de Bogotá apoyó mi proyecto” explicó.
Su historia bien podría resumirse así: un buen día, hace cinco años, José Luis se levantó una mañana y mirando el horizonte gris que había en el panorama del baloncesto local, decidió emigrar un territorio donde tuviera más oportunidades, a un lugar donde se jugara baloncesto.
“Estuve aquí durante mucho tiempo jugando baloncesto. Fui Selección Atlántico e hice parte del equipo de los Caimanes en la Copa Profesional. Desafortunadamente, debido a la falta de patrocinio y la falta de interés de toda la gente que manejó el basquetbol, decidí buscar nuevos Horizontes”, recordó.
Estando allá las cosas comenzaron a dar, y las posibilidades fueron conduciendo una a la otra.
“Me dieron la oportunidad de entrenar en un colegio de Bogotá que se llama Nueva Alianza. Estando allí, fui formándome como entrenador y preparándome. Allí la Liga vio mis capacidades. Así empezó el sueño de ser lo que soy hoy en día”, comentó.
Sin embargo, Bogotá le entregó más que el sustento y oportunidades, también le dio la oportunidad de conocer a la que hoy es su esposa.
“Mi esposa se llama María Camila Ahumedo. Es de allá (Bogotá) y siempre me ha apoyado mucho en esto del baloncesto. Es difícil porque esto es muy absorbente, pues hay que estar digiriendo, dando clases y pendiente de todas las programaciones. Pero ella me ha dado la mano con todo”.
Nostalgia de ‘Los Caimanes’
Lo cierto es, que a pesar de tener una buena vida en Bogotá y haber formado un hogar, José Luis nunca apartó a Barranquilla de su mente, por eso es que estando en lo alto de la sabana del altiplano cundíboyacense, se dejó llevar por el anhelo de estar sentado frente al Mar Caribe en las playas del trópico.
“Un día estaba pensado en un nombre para ponerle al club que iba a fundar. Mientras estaba en eso me acordé de Los Caimanes, el equipo de acá, pero como ya existía decidí ponerle un nombre similar”, de allí que a su escuadra la bautizó como ‘Los Cocodrilos’, “era para tratar de seguir recordando a mi tierra. Buscando algo parecido”, recordó.
En proyecto con su escuelas resultó bastante provechoso, pues logró luego de mucho esfuerzo un convenio con la mismísima NBA y una de sus mejores escuadras.
“Debo destacar que los Cocodrilos son el único equipo que ha logrado ir a los campamentos de verano de los Miami Heat. Ya llevamos varios años llevando a niños de acá que prueben suerte y que sean observados por los entrenadores de Miami. Parte de lo queremos es que los jugadores de Colombia tengan más oportunidades”, apuntó.
Reencuentro con el Elías
Desde hace tres meses el profesor Sarmiento venía preparando a su grupo de jugadores para enfrentar el Torneo Nacional de Baloncesto que se cumplió en Barranquilla. En ese período de tiempo, pensó en lo mucho que significaba llegar a la tierra de donde había salido ahora como entrenador.
“A mi la gente en Bogotá me decían que íbamos a jugar en mi tierra. Que iba a estar de local. Fue una gran emoción saber que la gente que me vio nacer sepan del desarrollo que hoy en día he tenido”, subrayó.
Ya estando en la ciudad, tomó a un grupo de sus dirigidos y decidió ir a su ‘viejo hogar’, el coliseo Elías Chegwin, la que fue por muchos años la casa del baloncesto en el Atlántico.
“Es muy deprimente el estado en que se encuentra el Elías. Estuve por allá con los niños y les estaba diciendo que allí era donde jugábamos en el baloncesto profesional. Es completamente triste que ni siquiera le han podido arreglar los tableros, no tiene maderamen, solamente tiene los arcos de fútbol. Este era uno de los coliseos más emblemáticos del país”, describió.
Para él, esto es una simple muestra de porque pasó lo que pasó con personas como él que decidieron irse y abandonar su tierra por la falta de apoyo.
“Los muchachos me decían que por que lo tenían así de descuidado. Les expliqué que allí muchas veces represente a mi ciudad y a mi departamento. Ojalá las cosas cambien”, expresó.
Falta trabajo
Finalmente, José Luis vio con buenos ojos el proceso que arrancó la Liga del Atlántico con sus jugadores, aunque expresó que todavía falta mucho trabajo para consolidar el grupo que se tiene.
“Atlántico tiene buenos entrenadores, pero a la Liga le hace falta más capacitación. Al equipo le hace falta más entrenamiento. Pero es un buen equipo. Nosotros jugamos contra ellos y pedimos por dos puntos”, cerró.
José Luis regresará a Bogotá para seguir los entrenamientos con la Selección Bogotá, en la cual dirige el grupo ‘B’, donde juegan los deportistas en proceso de formación de los cuales se conforma la cantera que alimenta el equipo élite de la capital, uno de los más fuertes del país.